sábado, 18 de junio de 2011

¡Cómo vivir 14 años más!

No fumar, hacer ejercicio en forma periódica, beber moderadamente y comer cinco raciones diarias de frutas y verduras puede aumentar en 14 años nuestra vida. Esa es la conclusión de dos estudios publicados recientemente por investigadores británicos.

Una de estas investigaciones, publicada en la revista ‘PLoS Medicine’, analiza durante algo más de una década los hábitos saludables de cerca de 20.200 hombres y mujeres residentes en Norfolk (Reino Unido). Ninguno de los participantes padecía un trastorno cardiovascular o cáncer antes de formar parte de la muestra y todos tenían entre 45 y 79 años.


Por cada comportamiento sano, de los cuatro analizados, los participantes obtuvieron un punto. En el caso de la ingesta de frutas y verduras, se premió a los que contaban con unas determinadas dosis de vitamina C en sangre. Por consumo moderado de alcohol se consideró la ingesta entre una unidad -copa de vino o caña de cerveza- y 14 a la semana.

En cuanto al uso de alcohol, los investigadores, procedentes de la Universidad de Cambridge resaltan que no beber o excederse resultó perjudicial; todo lo contrario que hacerlo de forma moderada.

Cada uno de los hábitos analizados se asoció, por sí solo, con una mejor supervivencia pero mantuvieron sus propiedades al combinarlos. Cuanto más comportamientos sanos, mayor porcentaje de supervivencia.

“Aquellos que consiguieron los cuatro puntos presentaron una cuarta parte del riesgo de mortalidad. Esto equivale a unos 14 años de diferencia en la edad cronológica”, explican los expertos, capitaneados por Kay-Tee Khaw. Todas las causas de muerte cumplieron con este patrón de supervivencia pero especialmente las enfermedades cardiovasculares.

“Estos resultados apoyan la idea de que incluso las pequeñas variaciones en el estilo de vida podrían marcar una gran diferencia en la salud de la población y motivar el cambio de comportamiento”, concluyen los autores británicos.

Ejercicio y algo de alcohol

El otro trabajo, recogido por ‘The European Heart Journal’, sigue una línea similar pero se centra solamente en el impacto de dos factores, el ejercicio y el consumo de alcohol, sobre la mortalidad por enfermedad isquémica —cualquier trastorno que aparece cuando disminuye el flujo sanguíneo—.

Durante dos décadas, los autores, procedentes de distintos centros de Dinamarca, analizaron los hábitos de más de 11.900 hombres y mujeres danesas. Todos eran mayores de 20 años y ninguno presentaba un trastorno cardiovascular.

Los expertos lanzan un mensaje claro, que coincide con el del estudio: hacer algo de ejercicio físico y beber alcohol de forma moderada protege nuestra salud. De hecho, entre los que presentaron ambos hábitos, el riesgo de sufrir la mencionada patología se redujo a la mitad, en comparación con los que no bebían y llevaban un estilo de vida sedentario.

Por este motivo, los investigadores, encabezados por Jane Østergaard Pedersen, se dirigen a los que, por razones personales, deciden mantenerse abstemios y les recomiendan realizar ejercicio. “La actividad física puede revertir algunos de los efectos negativos de la abstinencia”, declaran.

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